Es normal que los niños sientan celos cuando se integra un nuevo miembro a la familia. También los adultos lo sienten, por ejemplo, en su trabajo, cuando llega esa persona que se convierte en la monedita de oro que todos quieren y halagan constantemente; o tal vez, cuando el mejor amigo conoce a una nueva persona con la que entabla una amistad y se nota que cada día compenetran más… ¿A veces pasa, ¿verdad?