Los síntomas se derivan, precisamente, de las tres grandes áreas afectadas que ya comentamos: comunicación, interacción social, conducta repetitiva.

Observamos a niños que se aíslan, que ponen su atención en un objeto de manera fija (puede ser un coche al que dan vueltas a sus ruedas por mucho tiempo) también, suelen girar alrededor de sí mismos, no responden a su nombre y tienen dificultad para conectar visualmente con los demás.

Algunos niños no llegan a hablar; otros lo logran pero con un discurso pobre y repetitivo; ya sea por la dificultad del contacto visual o por otros factores, es difícil interpretar las emociones de las personas alrededor, el tono de voz o las expresiones faciales (cuando papá está triste, enojado, pensativo…) además, el juego de palabras se hace incomprensible, por lo que utilizar palabras de doble sentido, si llegan a comprenderse, se hacen de manera literal: “Están cayendo burritos emparejados” (por decir que llueve mucho) “Tengo tanta hambre que me comería un camión” o decirle al niño: “tienes vista de águila”.

Otra dificultad que a menudo se observa es la incapacidad de autoreconocimiento; es decir, suelen hablar en tercera persona en lugar de decir: “yo quiero” ó “mis cosas”. También se ve afectada la capacidad imaginativa, se realizan movimientos repetitivos como moverse hacia adelante y hacia atrás (como ir en un columpio), es común el aleteo de manos y algunas conductas autolesivas (morderse, golpearse con algún objeto, correr hacia la pared con la finalidad de golpearse…)

Hay otros aspectos importantes como: ansiedad en el cambio de la rutina, trastornos del sueño, crisis violentas, retraso mental.

Las causas, como hemos mencionado, no están esclarecidas. He leído informaciones de que se han descubierto ciertos genes que están relacionados con el desarrollo del autismo, igualmente algunas áreas del cerebro se han visto afectadas; por el momento, son investigaciones que siguen su curso y todavía no hay una conclusión.

Para hacer un diagnóstico, se parte de una demanda de los padres o tutores por las señales de alarma, estas suelen verse hacia los 12 meses del niño y suelen ser muy claras; por ejemplo, que el niño no saluda con la mano, no señala objetos ni para pedir alguna cosa ni para simplemente mostrarla, no reconoce su nombre cuando lo llaman… entonces, la mayoría de los padres piensa primero en algún problema auditivo, desean hacer analíticas, etc. Estos procedimientos se llevan a cabo luego de una entrevista con los padres donde se hace una evaluación del desarrollo y posteriormente, una evaluación diagnóstica integral que comprende las impresiones de pediatras, neurólogos y psicólogos.

En nuestras próximas publicaciones estaremos hablando sobre el tema: “Gluten y caseína, ¿verdaderamente mejoran los síntomas”?

¡Hasta la próxima!

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