Día 4
El sólo hecho de que la vestimenta del creyente sea llamada “armadura de Dios” invoca en nuestro pensamiento su importancia, su valor y la protección que tenemos si la utilizamos.
En Efesios 6:10, el apóstol Pablo describe dicha vestimenta, la cual alude a la armadura de un soldado romano e inicia recordándonos que nuestra lucha no es contra seres humanos sino contra los gobernadores de las tinieblas; por eso, nos manda a estar firmes, ceñidos nuestros lomos con la verdad.