Tener conflictos como pareja es completamente normal, el reto está en cómo resolver esos conflictos, cómo deben ser manejados y cómo no resultamos heridos cuando las palabras salen como espadas disparadas a matar en una guerra, donde incluso nosotros salimos dañados.

En este post, quiero compartirles la importancia de que la habitación de la pareja sea SAGRADA, y es que cuando estos conflictos están tomando su espacio, muchas parejas optan por discutir sus diferencias en la habitación. ¿La razón? Pueden ser muchas. En la habitación cerramos la puerta y sentimos que nadie puede escucharnos; si hay hijos, la habitación es perfecta porque parece un escondite… ¡y vaya que lo es! pero no debe ser el refugio de carga emocionalmente negativa, destructiva, de peleas y discusiones; es más, para cualquier tema que sea necesario confrontar puntos de vista, la habitación no es el lugar adecuado.

Podrás pensar: «¿Pero qué diferencia existe entre paredes separadas de la cocina, de la habitación o del salón?» Pues bien, deberíamos contestar entonces las siguientes preguntas: ¿Cuál es el lugar donde duermen? ¿En qué espacio de la casa es donde más se comparten palabras bonitas? ¿Dónde se aman?

Y es que la habitación, sí es un escondite; pero de amor, pasión, cariño, respeto y maravillosas vivencias; que cuando entren por la puerta, respeten el espacio donde más suelen amarse, que puedan respirar los bonitos recuerdos, la energía que transmite el lugar, que sea un espacio de recuerdos del amor que existe entre ambos.

Así que, la próxima vez que estén en la habitación y quiera surgir una discusión, confío en que uno de ustedes, (lo genial sería que ambos) con serenidad y prontitud, pueda detenerse y expresar: «Por favor, vayamos afuera».

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