Día 25

Posiblemente conozcas la historia de Abraham Lincoln, el fracaso continuo por el que pasó, pero que nunca lo hizo rendirse hasta convertirse en el presidente de los Estados Unidos.

Aquí te contamos un poco para recordar algo de su vida: A los 7 años empezó a trabajar para ayudar al sostenimiento de su familia después que tuvieron que abandonar su casa, a los 9 años su madre murió, a los 22 fracasó en su negocio, a los 23 fue derrotado en las elecciones de legislador y no pudo entrar a la facultad de derecho, a los 24 años se declaró en bancarrota y pasó 17 años pagando deudas a sus amigos, a los 25 años fue derrotado nuevamente en las elecciones de legislador, a los 26 cuando estaba a punto de casarse, su novia falleció y quedó con el corazón destrozado, a los 27 se enfermó gravemente tras una crisis nerviosa y pasó 6 meses en cama, a los 29 años fue derrotado en las elecciones para representante del Estado, a los 31 no pudo formar parte del Colegio Electoral, a los 34 años fue derrotado en las elecciones al Congreso, a los 37 fue derrotado nuevamente en las elecciones al Congreso, a los 39 años fue derrotado por tercera vez en las elecciones al Congreso, a los 40 no fue aceptado para un trabajo como alto funcionario de su Estado, a los 45 años fue derrotado en las elecciones para el Senado, a los 47 años fue derrotado en las Elecciones del Partido Republicano para candidato a Vice-Presidente del país (obtuvo menos de 100 votos.), a los 49 años una vez más fue derrotado en las elecciones para el Senado, a los 51 logró ser elegido presidente de los Estados Unidos de América.

Un fracaso tras otro, al igual que una oportunidad tras otra para levantarse y que supo aprovechar.

La biblia dice en 1 Corintios 9:24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno obtiene el premio? Corred de tal modo que ganéis.

¿Cuántas veces has desistido a tus proyectos? ¿Cuántas veces has dicho: ¡no puedo más!? Cuando José fue apresado después de todo lo que había pasado, pudo haber tirado la toalla y rendirse; sin embargo, no desistió, convirtiéndose luego en la mano derecha del Faraón. Job pudo haber maldecido al Señor y dejarse morir, pero lo que hizo fue alabar el Nombre del Señor y Dios aumentó al doble sus bendiciones. Moisés tenía baja autoestima, en una ocasión le dijo al Señor: “Ay Señor, nunca he sido de fácil palabra” haciendo referencia a su tartamudez, sin embargo, Dios lo utilizó de instrumento para sacar a los israelitas de Egipto.

¿Ves como después de cada gran fracaso o angustia está la victoria? ¿Cuáles son tus obstáculos? Es posible que hayas pasado momentos donde creíste que todo te saldría bien y tropezaste con la piedra del fracaso, tu fe tambaleó y dudaste de continuar, ya no sabías que hacer; pero recuerda que, si estás de la mano de tu Señor, no caerás y su brazo fuerte estará contigo. No desistas de tu sueño, en Dios hay victoria, si Él está contigo, ¿quién contra ti?

“Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó” . Romanos 8:37

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