Día 6

En una ocasión, unos ladrones tramaron un plan; robarían el coche de Elena, una joven que cada mañana lo dejaba estacionado a pocos metros de su trabajo. Llegó el mediodía y tomaron el coche, estaban riendo hasta que se dieron cuenta que casi no tenía combustible y con rapidez decidieron llevarlo a la gasolinera de la esquina. Elena fue por su coche en la hora de descanso, estaba desesperada por el robo, pidió ayuda a sus compañeros, hizo llamadas a familiares y clamó a Dios con todas sus fuerzas buscando en Él ayuda y respuesta.

Una hora más tarde y después de caminar con un amigo en la zona, encontraron el coche en la gasolinera. Elena no salía de su asombro, ¡estaba ahí! Se acercaron, pero dentro no había nadie. Preguntó a los empleados por lo ocurrido y uno de ellos, desorbitado y nervioso explicó:

“Los que andaban en este coche vinieron por combustible, no sabemos qué pasó, pero el coche no se movía, al cabo de unos minutos los hombres salieron despavoridos, lo dejaron abandonado sin explicación alguna. Nunca había visto algo así, parecía que el coche tuviera un freno invisible”.

Impactada y con una sonrisa exclamó: “Soy Elena, es mi coche y el freno que tenía era celestial”.

No importa lo que hayas perdido, lo que te hayan robado, confía en Dios y Él hará.

“Clama a mí, y yo te responderé, te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces”. Jeremías 33:3

Oremos por las personas que están pasando momentos de angustia.

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