Si, es una fobia curiosa, pero existe. La filofobia puede llevar al aislamiento, al rechazo para conocer nuevas personas, al miedo de establecer un lazo fuerte y duradero. Así es, nada más y nada menos que el miedo a enamorarse.

Para otros, el acto de enamorarse es una de las experiencias más increíbles que se pueden sentir; para las personas que tienen filofobia, es sólo ver a una persona por la cual sienten alguna atracción física y/o emocional y empiezan a activarse un sinnúmero de síntomas (taquicardia, sudoración, estrés, nerviosismo.) que culminan en abandonar la situación cuanto antes como un mecanismo de defensa. A veces, se extiende a las amistades, a la familia… y es aún más difícil de superar.

En algunas personas, se mantienen relaciones esporádicas, ojo: sin compromiso. Pueden existir las llamadas “aventuras de una noche” y otras interacciones, pero en el momento en que se piensa que la relación puede llegar a algo más, es desaparecer cuanto antes.

Aunque aún no está definido por qué esto ocurre, algunos especialistas han expresado lo que refieren sus pacientes: haber pasado por una relación dolorosa, traición, abandono, desamor, viudez, maltrato; en otros casos, es el miedo a sentirse rechazados.

¿Cómo enfrentar la filofobia?

  1. Reconoce tu miedo al amor. Explora tus sentimientos y haz una lista donde escribas tus ideas. Por ejemplo: “Pienso que no merezco que nadie me ame”, “Me asusta estar con alguien toda la vida”, “Tengo miedo a amar y no ser correspondido” “No quiero volver a sufrir”, etc. Hay que reconocer que hay un problema, identificarlo y querer cambiar, es el primer gran paso.
  2. Exposición al miedo. Es lo recomendable en casos de fobia. Aunque te genere ansiedad, asiste a esas reuniones donde sabes que conocerás otras personas, no huyas cuando estés frente a alguien que llame tu atención; enfrenta con valentía las situaciones.
  3. Vivir el presente. De manera que, las relaciones pasadas que fueron tormentosas no estén viviendo tu presente e impidiendo que seas feliz nuevamente, cierra capítulos y avanza.
  4. Date tiempo. Esto no se supera de un día para otro, no hay que forzar ni desesperarse, la clave es accionar y tener objetivos claros.
  5. Habla con tus amigos. Cuéntales la situación, busca apoyo y, sobre todo, asegúrate que sean amigos de verdad; aunque sea sólo uno, que sea de confianza, que sepa escuchar, aconsejar y te ayude en este proceso.
  6. Busca ayuda profesional. Siempre que lo necesites, si piensas que es algo demasiado fuerte para manejarlo solo, si es algo que se extiende a tus amistades y familiares, valora buscar ayuda psicológica.

Estamos programados para amar y ser amados, recibir abrazos, sentirnos seguros y de la mano con alguien más, pensar en alguien durante el día… ¡Sí! Es parte de la vida y la felicidad, así que, si debe existir un miedo aquí, que sea el miedo a no intentarlo de nuevo. ?

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