Día 39

“Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”. Salmos 27:14

Esperar no es fácil, pero es necesario. En el Antiguo Testamento, Dios dice: “Espera” más de 40 veces. Cuando Abraham era de edad avanzada (más de 70 años) Dios le prometió hacerle padre de muchas generaciones. El Señor dijo que liberaría a Israel de la esclavitud en Egipto, pero pasaron cientos de años, incluyendo 40 años en el desierto antes de que llegasen a la tierra prometida. Y así podemos ver más casos en la Biblia donde la espera fue larga, pero siempre llegó a su fin.

La espera produce paciencia, madurez, carácter y entendimiento. Lo que Dios hace en ti durante ese tiempo es, a menudo, más importante y especial que lo que estás esperando. En medio de la espera, salen a la superficie nuestras debilidades, fáciles de identificar para que podamos enfrentarlas y superarlas.

Pero esperar no significa evadir la realidad y sólo decir: “ya llegará”; por ejemplo, si tienes grandes deudas porque gastaste demasiado, sentarte a esperar no es la primera acción; primero, deberás disciplinarte en algunos principios financieros (presupuestar, priorizar, no comprar hasta poder pagar lo pendiente…) y entonces, podrás esperar en Dios y en su ayuda.

Cuando esperas en el Señor, aunque te parezca que hay una calma extraordinaria, este silencio es de la paz que proporciona que las cosas estén en manos de Él, más no significa que Dios no esté trabajando. El Señor tiene un tiempo para cada cosa, siempre cumple lo que promete. El es el Dios de los tiempos.

“Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa” Hebreos 6:15

Oremos por quienes esperan con paciencia las promesas del Señor

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