Día 31

“Y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y El respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues. Hechos 9:4-5

Este poderosísimo capítulo habla sobre la conversión de Saulo, quien quería dar muerte a los discípulos y a todos los que anduvieran, menciona la Biblia, en esos caminos; él creía que lo hacía bien, pensaba que ellos eran los verdaderos enemigos hasta que el Señor lo enfrentó y le hizo ver su propósito, le enseñó a identificar quién era el enemigo verdadero.

«El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia». Juan 10:10.

El ladrón es el verdadero enemigo. Ladrón de nuestra paz, gozo, es el destructor por excelencia.

En 2da corintios 2:11 dice: ”Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones”.

Todos tenemos un enemigo que se opone a que hagamos la voluntad de Dios y que podamos disfrutar de las bendiciones que el Señor tiene para nosotros. El enemigo es el impulso del mal, de hacer las cosas que desagradan a Dios.

«Porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz». 2 corintios 11:14.

Vistiéndose de ángel de luz ni siquiera podemos imaginar a cuántos puede engañar. Hace creer que es sincero cuando su única finalidad es matarnos física y espiritualmente, busca la destrucción de nuestras vidas. En una ocasión, escuché a alguien poner un ejemplo, decía que cuando vemos una pared pintada y decimos: «Es azul»; el enemigo contesta: «Mira bien… es casi verde», expone sus argumentos hasta que decimos: «Si… es como un verde azulado», y así nos va envolviendo para no ver las cosas como realmente son.

La Biblia dice que nuestra lucha no es contra sangre ni carne, nuestra lucha es precisamente contra el enemigo y sus demonios.

Por lo tanto, debemos ver más allá de lo que nos rodea o tenemos en frente, ver que, ante las situaciones de conflicto, maldad, está escondido el enemigo; dejar de mirar al compañero de trabajo, al vecino, al familiar y entender quién es nuestro verdadero enemigo, el enemigo de las almas.

El Señor dice en su Palabra: He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará. Lucas 10:19

Tomemos nosotros esta palabra, busquemos el rostro del Señor en oración, en el entendimiento de Su Palabra y estemos preparados para ganar la batalla en Cristo Jesús.

«Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros». Santiago 4:7

Oremos por fuerzas para resistir al verdadero enemigo

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