Día 44

Un hombre dormía en su cabaña cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.

Dios le dijo que tenía un trabajo para él y le enseñó una gran roca frente a la cabaña. Le explicó que debía empujarla con todas sus fuerzas y el hombre hizo lo que el Señor le pidió; día tras día, año tras año, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría roca con todas sus fuerzas… pero ésta nunca se movía. Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.

Como el hombre empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente: «Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido». Lo quería convencer de que la tarea que le había sido encomendada era imposible de realizar y que él era un fracaso, estos pensamientos incrementaron su sentimiento de frustración y desilusión

Satanás le dijo: «¿Por qué esforzarte todo el día en esta tarea imposible? Sólo haz un mínimo esfuerzo y será suficiente»

El hombre pensó en poner en práctica esto, pero antes, decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos:

«Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa?, ¿Por qué he fracasado?»

El Señor le respondió con compasión: “Cuando te pedí que me sirvieras y tu aceptaste, te dije que tu tarea era empujar la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras, tu tarea era empujar. Ahora vienes a mi sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tus piernas se han vuelto duras, tu cuerpo es fuerte y aún más tu resistencia; a pesar de la adversidad, has crecido mucho y tus habilidades ahora son mayores que las que tuviste alguna vez. Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mí. Eso lo has conseguido. Ahora, observa con atención, “Yo Moveré La Roca”.

“El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas”. Isaías 40:29

La obediencia a Dios tiene frutos dulces y debe ser lo principal en nuestras vidas. No te entristezcas si sientes que la gente no te comprende, que te va mal en el trabajo, que no tienes dinero para pagar las deudas, que todo parece ir mal… tu sólo empuja… Empuja esa roca de la dificultad, de la prueba, del desánimo. Aférrate con fuerza a las promesas del Señor y espera en Él, verás que a su tiempo escucharás: “Yo moveré la roca”.

“ Y dijo: Oh SEÑOR, Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos? ¿Y no gobiernas tú sobre todos los reinos de las naciones? En tu mano hay poder y fortaleza y no hay quien pueda resistirte.” 2 crónicas 20:6

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