Día 43

Una antigua parábola cuenta que cierto rey colocó intencionalmente una gran piedra en uno de los caminos más transitados de su reino. Luego se escondió con sus siervos para observar las reacciones de los transeúntes.

Primero pasaron unos pueblerinos. En lugar de quitar la piedra, simplemente la rodearon y siguieron adelante. Luego pasaron unos mercaderes, con sus carretas repletas de mercancía. Después de criticar al rey por no limpiar las vías, siguieron su ruta. Otros transeúntes pasaron más tarde, pero ninguno hizo el intento de mover la piedra. Entonces se acercó un campesino con una carga de hortalizas sobre la espalda. Observó la piedra y, después de colocar el saco de hortalizas en el suelo, la empujó con todas sus fuerzas hasta quitarla del camino.

Ya se retiraba cuando notó una bolsita justo donde estaba la gran piedra. Cuando la abrió, encontró que contenía varias monedas de oro y una nota que decía: “Estas monedas son para la persona que se tome la molestia de mover la piedra del camino. Firmado: El rey”.

¿Y tú? ¿Has encontrado piedras en tu camino? ¿Eres aquel que indiferente pasa a su lado, que se queja o critica? ¿O eres el que se detiene para quitarla del camino y así tener un mejor recorrido?

Una piedra en el camino no es necesariamente un obstáculo, también puede ser una oportunidad. En ocasiones, necesitaremos mucha fuerza para quitarlas, pero sobre todo, voluntad. En la vida, veremos muchas piedras y de nuestra actitud ante ellas dependerá el éxito o el fracaso.

También en nuestra vida cristiana vemos muchos obstáculos para seguir a Jesús y vivir una vida según su voluntad. Aparecen grandes piedras en nuestro camino: la enfermedad, excusas, falta de amor, indiferencia, egoísmo, envidia, orgullo, desorden…

La Biblia dice en 2 Corintios 10:3-4 “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas”. 

Así que, cuando veas piedras en tu camino, decide con sabiduría qué harás con ellas. Con esfuerzo, oración y las fuerzas del Todopoderoso, podrás ver que los obstáculos se pueden convertir en oportunidades para que cumplas los sueños que Dios tiene para ti.

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