Día 40

Se cuenta de un sembrador que cada mañana acostumbraba a buscar agua de un río. Con él llevaba dos baldes. Uno nuevo, sin defectos. El otro, viejo y lleno de huecos. El balde nuevo permitía que el sembrador llevara a su casa toda la cantidad de agua que recogía. El viejo, en cambio, derramaba la mitad del contenido a lo largo del camino. Por supuesto, el nuevo sentía que era útil. El viejo se sentía fracasado.

Un día, la autoestima del balde roto alcanzó su punto más bajo. —Mi vida es un fracaso —dijo al sembrador—. Le pido disculpas por no hacer bien mi trabajo. — ¿Por qué me pides disculpas? —preguntó asombrado el sembrador. — ¿No se ha dado usted cuenta? Cuando regresamos del río derramo la mitad del agua en el trayecto a casa. En ese momento, el sembrador, sonriendo gentilmente, llevó al atribulado balde al río. De regreso, mientras recorrían la ruta acostumbrada, el hombre le pidió que observara con atención las hermosas flores del camino. — ¿Te das cuenta de que sólo hay flores de este lado del camino? —preguntó el sembrador. —Pues, sí. ¿Pero qué hay de especial en ello?Lo especial es que han crecido gracias al agua que tú derramas cada mañana. Todo este tiempo yo he sabido de tus huecos. Por eso sembré semillas de distintas flores solamente de este lado del camino.

Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Corintios 12:9

En ocasiones, vemos nuestras debilidades como las peores del mundo, nos comparamos con nuestros amigos, observamos las virtudes de los demás y nos preguntamos: “¿Por qué no puedo yo ser tan útil como aquel? ¿Por qué las cosas no me salen como a éste?”.

Moisés tenía dificultades para hablar, sin embargo, no fue un impedimento para ser un instrumento de Dios en la gran encomienda de liberar al pueblo de Israel.

Y es que, en la vida, todos tenemos nuestras rosas y espinas, nuestras fortalezas y debilidades, nuestras victorias y batallas. Pide a Dios que exponga tus virtudes, aquellas que te hacen especial y único, que puedas entender el propósito de tu vida; como el balde, sabrás que algunas cosas que ves como debilidades son elementos de bendición para tu vida y la de los demás; Dios se glorifica a través de ellas.

“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”. 2 Corintios 12:10

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