Día 32

Se dice que Dionisio, un tirano que dominaba la tierra de Siracusa, condenaba a muerte a todo aquel que lo hiciera enojar. Cierto día se enojó mucho con un joven llamado Damón. Tanto se enojó que lo condenó a morir. Sabiendo que aquel era el fin de su vida, Damón pidió al tirano que le permitiera ir a despedirse primero de su familia.

-Si te dejo ir, te escaparás -advirtió Dionisio. Pero Damón llegó a un acuerdo con Dionisio. Consistía en que un amigo suyo llamado Pitias se quedaría encarcelado en su lugar, como fianza, y si Damón no llegaba a tiempo, Dionisio podría quitarle la vida a él. -Si Damón no vuelve, yo moriré en su lugar —confirmó Pitias. Dionisio aceptó el trato, dándole a Damón un máximo de seis horas para ir a despedirse de los suyos. A Damón le sobraban cuatro horas para poder estar de regreso, así que partió confiado. Dionisio estaba convencido de que iba a ver morir a Pitias, el amigo de Damón, y se preguntaba cómo alguien podía estar dispuesto a dar su vida por otro, siendo inocente. Y fue a burlarse de Pitias cuando habían pasado ya cinco horas y Damón no había vuelto. -Mi amigo habrá tenido un accidente -le dijo Pitias. De repente, en el último momento, apareció Damón y abrazó a su amigo. Estaba sin aliento y apestando a sudor. De camino, alguien había matado a su caballo y había tenido que hacer el resto del trayecto corriendo. Asombrado Dionisio, que no había visto jamás semejante lealtad, los dejó libres.

“En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia”. Proverbios 17:17

Tener amigos es fácil, tener amigos verdaderos no lo es tanto. Y es que, para ser amigo, se necesita lealtad, sinceridad y confianza, tres grandes valores de los que el mundo carece hoy día. Cuando Jesús estaba en la tierra conoció a todo tipo de personas, algunos que sólo se acercaban para recibir un milagro, otros tenían sed de escucharle, otros querían estar siempre a su lado y ser sus amigos. Jesús sabía quiénes estarían con Él hasta el final y quién sería instrumento para su posterior crucifixión.

Alrededor nuestro también hay diferentes tipos de personas, algunos que buscan sólo lo material, otros se acercan por un puesto social, entre otras cosas. ¿Los distingues tú? ¿Tienes amigos verdaderos? ¿Existen personas en las que puedes confiar?

Una frase dice: “Quien haya un amigo, haya un tesoro”; en las escrituras, se importantiza la amistad y nos damos cuenta de que tenemos un amigo fiel y es Jesús. Él nunca nos abandonará, no hay nadie más leal, Él pone personas específicas en nuestra vida que le dan sentido al tesoro de la amistad, no permitamos que el orgullo venza y destruya una amistad verdadera. Seamos el amigo que cualquier persona desearía tener.

“Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos” Juan 15:13

Oremos por los amigos que nos ha regalado el Señor

Compartir: