La timidez es una sensación de inseguridad, miedo y ansiedad frente a determinadas situaciones. ¿Cuáles situaciones? En general, las que involucran interacción con las personas. Como somos sociedad, es imposible entonces vivir sin relacionarnos, ¿no?

Seguramente, puedes recordar esas exposiciones en clase que eran una real tortura cuando tenías que pararte frente a tus compañeros; o tal vez, el miedo de tener que caminar frente a un grupo de personas que conversan tranquilamente; o el día que tuviste la genial idea de trabajo y que al final, no pudiste comentar a tu jefe, viendo más tarde cómo el amigo a quien le compartiste tu idea fue valientemente a “ganar méritos”. Aunque suene exagerado, son muchas las cosas que dejas de disfrutar por ser tímido(a). A la timidez hay que dominarla, de lo contrario, ella te domina a ti al punto de condicionar toda tu vida, aislarte y posiblemente arrojarte a los brazos de la fobia social, y a este punto sí es verdad que “se pone agria la piña”.

Siendo así, necesitarás ser constante y tener mucha fuerza de voluntad por tu desarrollo social y emocional.

Veamos algunas claves que pueden ayudarte a superar la timidez:

  1. Elimina de tu vocabulario el: “yo no puedo”. ¿Quién dice que no? ¡Tú sí puedes! Ya no temas al rechazo, a ser juzgado o evaluado por los demás; tampoco tengas miedo a ser el foco de atención en algún momento. No estás solo(a), como tú, hay mucha gente que ha decidido vencer la timidez y lo ha logrado. Necesitas levantar el ánimo y ser más positivo(a) que nunca de ahora en adelante.
  2. Tu postura es importante. Cuando estás en alguna reunión rodeado de muchas personas debes recordar cómo estás sentado o de pie, qué es lo que transmites, si tu cabeza está siempre baja, los hombros… adopta una postura de poder que te otorgue confianza; prueba, intenta ahora levantar tu cabeza, mantener los hombros ligeramente hacia atrás y abrir los brazos ocupando un poco más de espacio, ¿te sientes diferente, ¿verdad?
  3. Haz una lista de las situaciones que más te generan ansiedad. Por ejemplo, si una de esas situaciones es cuando ves un grupo de personas conversando y tienes que caminar frente a ellos sí o sí para llegar a tu destino, pedir permiso o hacer alguna pregunta. ¿Cuál podría ser la solución? No caminar tan rápido, pasos cortos y con seguridad, cuando te acerques, puedes decir un: “Hola”, un saludo que te permita bajar un poco la ansiedad y relajarte. Para cada situación de tu lista debes proponer una posible solución y animarte para llevarla a cabo.
  4. Se valen las “chuletas”, “chivos”… O como le digan en tu país a los pequeños textos que algunas personas sacan en los exámenes como método de «ayuda» silenciosa y eficaz. Si lo necesitas, prepara una hoja con temas de conversación, preguntas (dependiendo del lugar a donde irás o las personas con las que te encontrarás), de manera discreta puedes ir mirando esos temas e ir tomando práctica para que luego sea algo natural en ti.

Recuerda siempre que algunos días las estrategias te funcionarán a la perfección, pero puede que otros días te quedes paralizado(a) del miedo. ¿Hay algo de malo en eso? ¡Para nada! Continúa exponiéndote a las situaciones, asiste a eventos, ve a esas salidas donde tus amigos llevarán a otros, enfréntate a tus miedos y a ellos no les quedará de otra que huir de ti. ?

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