Los síntomas se derivan, precisamente, de las tres grandes áreas afectadas que ya comentamos: comunicación, interacción social, conducta repetitiva.
Observamos a niños que se aíslan, que ponen su atención en un objeto de manera fija (puede ser un coche al que dan vueltas a sus ruedas por mucho tiempo) también, suelen girar alrededor de sí mismos, no responden a su nombre y tienen dificultad para conectar visualmente con los demás.